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8 meses de lactancia materna ¡Y contando!

  • Lu Ñ.
  • 2 ago 2017
  • 5 Min. de lectura

La ocasión lo amerita, ¡ayer arrancamos la Semana Mundial de La Lactancia Materna! Y quiero compartir con ustedes mi experiencia para seguir con la lactancia materna a pesar de los inconvenientes de salud y de estudios universitarios. Como cualquier mamá primeriza, al nacer Emi no tenía ni la menor idea de como se amamantaba, sólo la puse en mi pecho y se enchufó peeeero mal jaja. Como su boca era muy chiquita no cogía bien el pecho y me empezó a hacer heridas. Yo pensé que sería así siempre, que darle pecho sería una tortura hasta el fin de los tiempos y no entendía como era que otras mamás podían amamantar tan fresh sin ni siquiera lagrimear por el dolor (obvio la que estaba mal era yo jaja). El punto máximo llegó el día que llegué de la clínica a mi casa, le di leche a Emi y la puse en su cunita. Como es normal, los bebés regurgitan el exceso de leche en los primeros meses, y Emi era campeona en eso (de verdad, botaba mucho pero era normal). En esa ocasión, al echarla en su cuna regurguitó leche CON SANGRE. Casi me muero, llamé a mis papás y llorando les pregunté "¿Qué le pasa? ". Mi papá me empezó a calmar mientras mi mamá llamaba a mi doctora, que le dijo que seguro era por una heridita que me había hecho, que los pezones son bien sangrones y que no me preocupe, que el haber tomado su leche con sangre no le iba a causar ningún daño. En ese punto yo dije "hasta aquí llegué con la lactancia". No tenía idea de como iba a darle leche sin que me hiciera sufrir tanto y sin hacerme heridas que causaran que tomara su leche con sangre. Mi sueño era amamantar a mi bebé en cualquier momento y lugar, zurrarme en los que me dijeran que me vaya a otro lado menos público para alimentar a mi bebé, y veía ese deseo frustrado. En la clínica se habían dado cuenta de que Emi no cogía bien el pecho y aunque intentaron ayudarme no mejoró la situación. Todo ésto era sin contar el hecho de que al inicio pensé que no tendría nada de leche, la primera vez que le di pecho a Emi tenía las tetas aguaditas y vacías, como alguien que no es mamá, pero inmediatamente se me empezaron a llenar y para cuando volví a casa las tenía como piedras, me dolían hasta las axilas, me costaba dormir (y eso sin contar el horror que me hacía pasar la cesárea). Por unos días le di leche solo del pecho que no tenía herida y con un extractor manual me empecé a sacar la leche del lado que Emi no tomaba, y además me curaba con una cremita milagrosa que mi mamá encontró (y que varias amigas me habían recomendado), se llama Lanolin HP de la marca Lansinoh. Empecé a curarme con esta crema y a usarla también en la que no tenía herida ya que no solo cura las heriditas sino que fortalece la piel de los pezones y al ser natural no tienes que limpiarte para amamantar, el bebe puede tomar su leche sin problema aunque tengas la crema puesta. Poco a poco la situación empezó a mejorar. Para ayudarme, compramos unas pezoneras que son como un protector de pezones de silicona con un hoyito para que pase la leche, así el bebé toma de la teta pero por encima de éste protector. Tristemente yo soy chiquita, flaquita y de boobies proporcionales a mi cuerpo, así que me quedaban enormes y nunca le di uso. Emi con el paso de los días aprendió a coger mejor el pecho y yo aprendí a sostenerla en una mejor posición, y poco a poco la lactancia se volvió un momento de relajo para ambas. Pasó al tiempo y cuando Emi tenía casi 4 meses volví a clases en la universidad. Yo siempre, desde que comencé la universidad, he estado entre tercio y quinto superior, y como estudié normal durante mi embarazo me esforcé mucho por tener muy buenas notas (mejores de lo usual) para que pudiera tener flexibilidad de elegir buenos horarios en el ciclo que empezaba ya teniendo a Emi. Así pues me metí en 2 cursos virtuales y 3 presenciales. Tuve todo el apoyo de mi director de carrera (que si no fuera por él hubiera considerado seriamente no estudiar ese ciclo) y me metí. Mis cursos eran en bloques de 4 horas corridas, y hasta tenía un bloque de 6 horas corridas, pero tenía permisos aunque esa no fue excusa para faltar, solo me iba antes de acabar la clase cuando era muy necesario (como en el bloque de 6 horas que solo me quedaba a la mitad) y casi nunca faltaba, pero iba y volvía corriendo porque Emi tenía hambre y, como las que me siguen sabrán, ella cero con el biberón jaja. Así pasé el ciclo corriendo de clases a mi casa y de mi casa a clases para poder continuar con la lactancia. A veces Emi ya no aguantaba el hambre y tenía que salir de clase, correr a casa a darle teta y regresar con las mismas. En otras ocasiones el papi de Emi entraba a mi universidad con ella en el coche (usando la excusa de querer info para algún traslado y que así lo dejaran entrar jajaja) y yo le daba teta en el campus, o a veces afuera, donde sea, cuando sea. No ha sido algo fácil en lo absoluto, pero si algo por lo que tuve la suficiente motivación. Como también sabrán me operaron por cálculos en la vesícula hace una semana, y por esos cálculos había tenido episodios bastante dolorosos, pero aún así, con dolores insoportables y todo estaba ahí, con mi nena enchufada a la teta porque sabía que ella lo necesitaba. Por la operación tuve que dejarla un par de días, y aquí su papi, sus abues y todos hicieron todo para que ella pudiera vivir sin su teta dos días, tratando de que acepte el biberón, llenándose con su papilla, etc. Fue casi imposible pero la última noche lo lograron, y al volver lo primero que hice al verla fue darle su teta, hubieran visto como tomaba con los ojos bien abiertos vigilando con miedo para que no se la vuelvan a quitar. Ha pasado una semana y Emi ha vuelto a tener su teta al 200%. Créanme que yo hice todo lo posible para evitar dejarla sin su leche esos dos días, pregunté e investigué la compatibilidad de los medicamentos y la anestesia que iban a administrarme, consulté a mi doctora, al peditra de Emi, a mi cirujano, hasta las últimas consecuencias, pero no se pudo. Lo que si pude es evitar que me enviaran con más medicación a casa (esa medicación quizás no me hubiera permitido darle mi leche a Emi), les mencioné mil veces que tenía una bebé y que estaba lactando (además de que todos los doctores y enfermeras me vieron extrayéndome leche día y noche) y así logré que solo me enviaran con paracetamol (así que si, sentí el dolor en todo su esplendor, todo para poder continuar con la lactancia).

Hace unos días Emi cumplió sus 8 meses ¡y seguimos con la lactancia a demanda! La teta es lo mejor para nuestros bebés. Ojo, el fin de este post no es para nada hacer sentir mal a las mamis que por uno u otro motivo no han podido continuar o realizar la lactancia materna, es solo compartir mi linda experiencia y que a pesar de las dificultades seguimos para adelante, que no nos rendimos.

Mamis, informarse es fundamental para poder tener una lactancia exitosa, si necesitan ayuda, búsquenla, si tienen dudas pregunten, investiguen, infórmense. Todo se puede y más aún si la motivación son nuestros peques. Estoy feliz de haber compartido mi experiencia por la Semana Mundial de la Lactancia Materna.

¡Nos vemos en el próximo post!

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